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Cómo ganar dinero jugando al billar

Desde pequeño, mi ilusión siempre ha sido poder ser un gran jugador de billar y poder vivir de mis éxitos. Recuerdo haber escuchado en algún sitio que si lo deseas con todas tus fuerzas los sueños acaban por cumplirse. Puede que para algunas personas esta frase no sea más que una tontería, pero en mi caso ha sido una realidad, bueno... Por lo menos en gran parte. 
 
Cómo ganar dinero jugando al billar 2
 
Me crié dando tumbos en la sala de billares que regentaba mi padre. Él era un amante del billar, lo llevaba en la sangre, y aunque nunca se pudo dedicar a este deporte profesionalmente, siempre tuvo claro que su vida iba a estar muy relacionada con este. 
 
Yo le ayudaba en lo que podía, limpiaba la sala, mantenía el material, incluso de vez en cuando hacía de "barman" y preparaba algunas copas a los clientes, pero, lo que realmente me apasionaba era ver cómo disfrutaban los jugadores que asistían a la sala, la pasión que tenían por el billar.
 
No era de extrañar que mi interés por este deporte fuese en aumento hasta tal punto que un día me inventé mi propio billar. Ahora me veo a mi mismo con 6 años usando un palo de escoba como taco y bolas hechas con papel higiénico y me entra la risa. 
 
Con algo más de edad, tuve ya el permiso de mi padre para poder empezar a utilizar el equipo que había en la sala. Como por mi altura aún no llegaba bien a las mesas, me las ingenié para utilizar una vieja caja de refrescos y así subirme a ella y con un poco de equilibrio dar mis primeras tacadas. No tardaron en aparecer los primeros clientes que, al darse cuenta de mis ganas de aprender, se ofrecían a darme consejos y alguna que otra partida "amañada" para que saliese yo victorioso por ser aún un niño. Gracias a esto hice muy buenas migas con un asiduo a la sala. Él fue un gran jugador en su época, y ahora, aunque ya era bastante mayor y estaba retirado, aún era todo un prodigio al que admiraba. Sin lugar a duda, él fue mi maestro y la persona de la que aprendí las mejores técnicas.
 
Mi pasión por el billar no hacía más que crecer. Llegaba a tal extremo que incluso había noches que, tras terminar mis tareas en el local, me dormía encima de alguna mesa de billar, soñando que llegaba a ser un campeón mundial.
A los 14 años, mi padre me regaló mi primer taco. Aún recuerdo ese instante; no pude contener mi emoción y se me escaparon algunas lágrimas, seguramente otros niños de mi edad hubiesen tenido la misma reacción al recibir un balón de fútbol o una bicicleta, pero para mí, este pedazo de madera era un sueño hecho realidad.
 
Pronto llegó mi primer torneo, era a nivel local, pero era mi gran oportunidad para demostrar las habilidades que había aprendido en este tiempo. Las dos primeras partidas fueron pan comido, me sentía con el propio Efrén Bata, no había rival para mí, pero... pronto llegó el golpe de realidad; fui eliminado en la siguiente ronda por un jugador más joven que yo y lo más indignante fue ver como el público presenció la paliza que recibí. 
 
Sin lugar a dudas, no me vine abajo y seguí practicando y mejorando mi técnica. Empecé a embolsarme mis primeras cantidades de dinero en algunos torneos, y junto a lo que ganaba trabajando con mi padre en el local e impartiendo clases a chavales que empezaban a practicar este deporte iba sobreviviendo.
 
Cómo ganar dinero jugando al billar
 
Un día entró por la puerta del local un cliente que jamás había visto antes. Portaba una taquera y una media sonrisa que escondía algo sospechoso. Se dirigió directo a mí y alquiló una de las mesas, entonces dijo en voz alta: "¿Alguien tiene el honor de acompañarme a una partida de billar?". No tardó en levantarse uno de los clientes y ofrecerse a echar una partida con este personaje. 
 
Fue algo curioso, este misterioso jugador había traído su propio taco; un taco de una pieza, viejo y algo roído por el uso y su técnica dejaba mucho que desear, es más, ya llevaba 3 partidas perdidas contra jugadores de la sala.
 
 
Al terminar esta última partida, miró a sus contrincantes y les dijo " ¿Una partida más? El perdedor invita a una copa, ¿Quién se anima? ". Estas palabras sonaron a "copa gratis" entre los asistentes en el local, así que no tardó en aparecer el primer contrincante dispuesto a llevarse su premio.
 
Asombrosamente, la técnica de juego de este extraño personaje había mejorado de pronto, lo suficiente para ganar una partida muy ajustada y conseguir algo de beber sin tener que pagar un duro. El cliente habitual, perdedor, no pudo aguantar su rabia de haber sido vencido por un jugador tan nefasto y decidió hacer una contraoferta: " Oye, ¿Otra partida y si gano me invitas a dos copas? Doble o nada". El extraño jugador asintió con la cabeza, pero añadió algo más a la apuesta: " No sé si volverá a tener la misma suerte que antes, pero ¿Qué tal si hacemos la apuesta algo más jugosa?". No había terminado la frase y ya había colocado una moneda de quinientas pesetas en una de las bandas de la mesa.
 
La cosa se ponía interesante, en el club nunca antes se habían jugado partidas con apuestas, pero parece que esto gustó mucho entre los clientes. Pronto las apuestas iban subiendo y el bolsillo de aquel misterioso jugador se llenaba más y más de dinero, resultó ser un jugador muy habilidoso.
 
“Mucho cuidado” me susurró mi padre, “ese es un buscavidas”. Me explicó que los “Buscavidas” eran jugadores de billar con mucha experiencia que viajaban haciéndose pasar por jugadores novatos para que así el resto de jugadores se confiasen y acabaran apostando grandes cantidades de dinero en partidas. Así fue, aquel hombre abandonó el local habiendo dejado con los bolsillos vacíos a todos los que se atrevieron a apostar contra él. Aquello fue toda una lección de vida para mí.
 
Cómo ganar dinero jugando al billar buscavidas
 
 
Hoy en día, ya con 45 años, sigo jugando torneos en los que normalmente consigo llevarme algún premio, aunque mis ingresos principales vienen del negocio de billares que me dejó mi padre al fallecer. 
 
Se puede decir que aquél sueño que tenia de pequeño de poder vivir del billar se ha hecho realidad en gran parte, ya que mi día a día está muy ligado a este gran deporte, aunque sea gestionando un local de billares. 
 
Si que es cierto que se puede ganar algo de dinero jugando al billar, pero vivir de esto… es muy difícil, solo los grandes jugadores a nivel mundial pueden llegar a cumplir esta meta.
 
Yo, al fin y al cabo, estoy muy contento de poder disfrutar de este deporte a diario y, de vez en cuando, viajo por el mundo haciéndome pasar por un jugador novato y apostando algo de dinero para pagarme una buena cena. 
 
¿Seré yo ahora un buscavidas? 
 
Firmado: Un amante del billar.