¿Has jugado alguna vez al billar? Lanzo esta pregunta a menudo y el 99’9% de veces la respuesta que obtengo es sí. Resulta muy complicado encontrar una persona que no haya jugado nunca una partida o que no sepa a qué te refieres cuando hablas de lisas y rayadas. El billar, afortunadamente, es un juego universal que nos permite socializar y pasar un buen rato, por eso es tan popular. ¿Pero qué es lo que realmente nos engancha? Aquí tienes los seis aspectos que más nos chiflan de este hermoso deporte.
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1- Un juego entretenido y divertido
Ante todo, el billar es un juego. Y un juego muy entretenido y divertido. Lleva a cualquier niño a una sala repleta de billares y se volverá loco de la emoción. La finalidad primordial del juego es pasar un buen rato, desconectar y disfrutar. Con lisas y rayadas (o cualquier otra modalidad) se consigue.
2- Nos pone a prueba mentalmente
Tanto si juegas esporádicamente con los amigos, como si compites regularmente, el billar te pone a prueba mentalmente. Cuando quieres impresionar a tus colegas o piensas en ganar (altas expectativas), sueles fallar. Cuando algún problema te ronda la cabeza, juegas peor. El billar es una fantástica herramienta para descubrir quién eres, cuáles son tus miedos y qué puedes hacer para afrontarlos.
3- Ideal para mejorar tu coordinación
Cuando cogemos el taco por primera vez nuestra posición da incluso risa. Es fantástico ver como por defecto nos complicamos la existencia usando un puente desastroso o colocando los pies al revés (el derecho avanzado si somos diestros, cuando es totalmente incómodo). No nacemos enseñados, sino que poco a poco mejoramos esa posición y, por tanto, nuestra coordinación. Como el tenis o el golf, requiere mucha técnica.
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4- El placer de los pequeños movimientos
Hay un buen libro de billar que se titula así: “Pleasures of small motions” (Placeres de los pequeños movimientos). No puedo estar más de acuerdo con el autor. Los impactos de las bolas, las curvas, los efectos o los rebotes en las bandas producen placer. Al manos para mí. Lo percibo como algo hermoso, me fascina. No hay nada más bonito que ver un billarista dominar la blanca como si tuviera un mando teledirigido y dejarla en cada tiro exactamente dónde quería aparcarla.
5- Un buen aprendizaje matemático
Leyes físicas, tangentes, cálculos, probabilidades, curvas… En una mesa de billar se puede aprender matemáticas tanto o más que en el cole. Es un juego puramente matemático: si golpeas la bola exactamente de esta manera y con esta fuerza, puedes prever su reacción. Pero la gracia es que, aunque sea muy cuadriculado, en cada tiro entran en juego un montón de factores que pueden alterar esa previsión.
6- Te permite conocer gente (¡y ligar!)
Y por último, el billar nos chifla porque es una gran herramienta de socialización. Una de las cosas que más gustan a los billaristas experimentados que compiten es viajar a otros lugares y conocer gente nueva en los campeonatos. Lo mismo ocurre si sólo hacemos una partida en el bar con los amigos: te echas unas risas cuando hay una pifia o te picas para ver quién entra la negra primero. Por el camino haces amigos y, a veces, incluso puedes ligar. ¡Viva el billar! :)
PD: Y a ti, ¿qué es lo que más te chifla del billar? Escríbelo en los comentarios (y dinos también si lo de las lisas y rayadas te ha servido alguna vez para ligar!)