Admítelo, todos somos pecadores, nadie se libra de caer en la tentación de hacer alguna trampa o intentar ponerse por delante del rival con alguna jugarreta... En el billar todo vale ¿O quizás no? Vamos a repasar los 7 pecados capitales del billar :)
1. Lujuria:
Un apetito irrefrenable te recorre el cuerpo cada vez que te viene el olor a madera del taco, el placer de rozar la tiza contra la suela una y otra vez, ese orgasmo que explota dentro de ti cuando rompes con un saque perfecto... ¡Un placer muy difícil de superar!
Pero recuerda, tienes a tu mujer, novia o familiares , ellos también se merecen un poquito de tu tiempo y atención. Aunque sabemos que es difícil alejarse de esa mesa de billar tan atractiva, en algún momento tendrás que hacerlo y volver a la vida real.
Es duro, lo sabemos, pero... ¡Hay que ser fuertes!
2. Gula
Acabas de terminar una partida muy ajustada, si has perdido, necesitas volver a jugar para demostrar que no eres un perdedor, pero si has ganado, también necesitas seguir jugando para así demostrar a los demás que eres un autentico crack del billar.
Juegas una partida, luego otra, luego otra y otra y otra... No hay límite, no te cansas, no te empachas. ¡Estás siendo víctima de la Gula del Billar y no te das cuenta!
No pasa nada, desenrosca la flecha de la maza, guárdalos en la taquera y repítete a ti mismo: "Ya está bien por hoy, mañana más".
¡Tú puedes! ¡Ánimo!
3. Avaricia
Esto se nos va de las manos... Empezamos a jugar al billar con un taco barato y de calidad regulera, pensamos "Con esto voy tirando un buen tiempo ¿Para que necesito más?" pero... vamos a algún club de billar y vemos a otros jugadores con tacos más decentes que el nuestro y ya no es lo mismo, nos da la sensación de que nuestro taco no es tan cómodo, no golpea igual y seguramente no es tan bonito.
¿Qué ha pasado? El taco es el mismo, ¿Porqué no se siente igual? Tiene fácil respuesta, SOMOS AVARICIOSOS, queremos más y mejor.
Empezamos a buscar un taco nuevo, entre 300€ y 500€ está bien ¿No? Pues sí, pero en cuanto probamos un taco más caro, volvemos al mismo problema.
Y al final, nos volvemos adictos, terminamos en casa con varios tacos carísimos. Pero una cosa es verdad, ¡Que bonitos que son y que bien se juega con ellos!
4. Pereza
Vaya... Otra vez, la bola blanca ahí parada en ese punto de la mesa tan complicado de alcanzar. Tengo una bola a tiro de agujero, pero, ¿Que hago?
¿Me estiro todo lo que pueda a ver si con un poco de contorsionismo llego? ¿Me voy a por la extensíon y se la pongo a mi taco? Buff... que pereza.
Esto nos ha pasado a todos, nos puede la pereza, pero, al final el esfuerzo merece la pena. Coloca esa extensión que tienes ahí guardada y dale un poco de uso, verás como tiene su recompensa. Sabemos que el billar es un deporte pausado, pero, ¡No apto para perezosos!
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5. Ira
¡Arggggghhh! ¡Que rabia que nos estra cuando teníamos esa bola "a huevo" y la muy #%&@(/&% no quiere entrar! Entonces nos cabreamos, insultamos, gritamos, lloramos y puede que incluso lo paguemos dando un golpe a nuestra querida flecha o una patada a la mesa... Somos competitivos y no nos gusta fallar.
Pero luego, cogemos aire, nos relajamos y, entonces, nos damos cuenta de que todo esto no sirve de nada, es más, nos sentimos mal por esta reacción... Así que, hay que aprender a controlar los impulsos, respirar profundamente, contar hasta diez y ceder el turno al rival, aunque por dentro estemos deseando ver que él tambien falla su golpe :D
6. Envidia
A todos nos pasa, no importa lo bueno que sea nuestro taco, siempre vamos a pensar que otra persona de nuestro club tiene un taco mejor, más bonito o con mejor pegada.
Esto se debe a pura Envidia, queremos lo que no tenemos y nos olvidamos de lo maravilloso que es el taco que tenemos entre nuestras manos. ¿Quién sabe si los otros jugadores también se están muriendo de envidia al vernos jugar con ese pedazo de madera tan bonito que tenemos? ¡A disfrutar de lo nuestro!
7. Soberbia
Siempre llega ese día en el que nos levantamos de la cama sitiéndonos el nuevo Efrén Reyes. Nadie nos va a ganar ni una partida, vamos a ser los reyes del club, queremos alfrombra roja y que todos nos pidan autógrafos. ¡Ja! Que equivocados que estamos, de pronto llega el novato de turno y nos da una lección de billar... En ese momento, no sabemos dónde esconder la cabeza.
Esto pasa por ser soberbios, por muy buenos que seamos, siempre habrá alguien mejor. Hay que respetar a los demás jugadores y aprender de ellos. ¡El billar es un deporte de caballeros!
Sabemos que, al igual que nosotros, tú también has cometido alguno de estos pecados del billar. ¡Cuéntanoslo en los comentarios!
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