Cuenta la leyenda que fue Strickland quien inventó los jump shots en uno de sus mejores días. Fuera bromas, nadie sabe a ciencia cierta quién ni cuándo descubrió el arte de inclinar el taco 45 grados para hacer saltar la blanca legalmente. Pero el caso es que esta técnica de tiro se ha perfeccionado muchísimo las últimas décadas, ha servido para ganar campeonatos del mundo y ha provocado que la indu?stria fabrique todo tipo de tacos específicos.
Está claro que los saltos son un recurso muy útil y muy vistoso, pero también tienen sus puntos negativos: reducen la creatividad del billarista (porque ya no emplea las bandas o las usa menos?), quitan emoción al juego (ciertos jugadores tienen un porcentaje de acierto altísimo en jump shots) y dañan el tapete. Por eso me hago una pregunta: ¿Deberían estar prohibidos los saltos en el pool americano?
En algunos países ya han respondido sí a esa pregunta. En Filipinas, por ejemplo, no se estilan los jump shots. Antes de saltar prefieren buscar el tiro con banda ya sea con un bank shot o un kick shot. Y de hecho cuando en entrevistas preguntan a Efren Reyes, Francisco Bustamente u otro billarista top filipino, siempre contestan lo mismo: no nos gustan los jump shots. Porque aprendieron a jugar al billar con la modalidad Rotation y porque desde bien pequeños han dominado los tiros por banda. Sin embargo, cuando empezaron a salir a competir fuera (Taiwán, Estados Unidos…), tuvieron que adaptarse a las reglas de la WPA, que sí permite los saltos.
Los filipinos no son los únicos que preferirían jugar sin saltos. Hay otros jugadores de la élite mundial que también están en contra de los jump shots, como Darren Appleton. En este artículo el cuatro veces campeón del mundo lo dice bien claro: “Los saltos no deberían estar permitidos”. Saltar es un recurso fácil para billaristas profesionales como él. Puede que fallen la bola, pero siempre que el salto sea mínimamente asequible, la blanca va a volar sin problemas. Y eso, cuando el nivel es tan alto y tan igualado, es mucha ventaja. Controlar los rebotes y prever el recorrido de la blanca después de tocar banda ya no es tan fácil.
Es una cuestión de dificultad y de mérito. ¿Queremos hacer el juego más fácil y aburrido? ¿O queremos que el jugador tenga que romperse el coco para calcular un tiro por banda? ¿Queremos favorecer los estilos de juego prácticos y poco meritorios? ¿O queremos premiar la creatividad del billarista y obligarlo a hacer algo diferente cada vez? Yo soy más partidario de lo segundo, así que limitaría los saltos. En todo caso, no es una decisión fácil, porque nos perderíamos delicias como estas:
Tal vez una solución intermedia sería lo más acertado. Ni usarlos siempre ni prohibirlos del todo como en Snooker. Podríamos limitar el uso de los saltos a x tiros por partido. De esta forma en un encuentro sólo podrías saltar 1, 2 o las veces que decidimos.
¿Cómo lo ves? ¿Prohibirías los saltos?